Walter A. Vidal Tarazona
A veces uno llega a pensar como que las cosas tienen que ensuciarse irremediablemente. Como que aquellos ríos, tan limpios y bellos, tienen que terminar sucios y horribles; enfermarse, como diría Aquiles Figueroa para el río Santa (“Alma libertana” Nº3)… Con razón dicen que el hombre es el animal más depredador de la naturaleza. La explota, la “enferma” y la abandona a su suerte.
Hace un poco más de cincuenta años solíamos bañarnos en sus cristalinas aguas del río Paria, a menos de un kilómetro de nuestro querido Colegio de “La Libertad”, otro tiempo glorioso y único colegio de Huaraz, que, gracias a Dios, cada año, en su aniversario, acoge con cariño a sus distintas promociones, particularmente, a las que conmemoran sus Bodas de Oro. Así, en el mes de septiembre del 2006, un grupo de ex alumnos libertanos viajamos de Lima y otras ciudades con una idea renovada para ayudar a que el Colegio supere sus debilidades y brille con la calidad de excelencia académica como antaño. La idea se tradujo en un gesto simbólico: un baño de limpieza general del cuerpo y el alma para renovar -autoridades, profesores, alumnos, padres de familia y ex alumnos- el “compromiso de honor” con nuestro querido Colegio.
Para lo cual, en la mañana del jueves 18 de la fecha señalada, emprendimos una caminata desde la Alameda Grau en busca de aquellas cristalinas aguas del río Paria. Al llegar sufrimos una horrorosa decepción: encontramos, aquel hermoso río de cristalinas aguas, en estado calamitoso en su lecho negrusco orillado de un basural hediondo. No fue su helada agua que nos hizo tiritar, esta vez fue la indignación. ¿Por qué?...
¡Señores autoridades de la región, señores alcaldes, señores vecinos y población en general!, ¿qué daño nos ha hecho el Paria para tenerlo de esa manera?...
Pareciera que a nuestras autoridades les gustara hacer sólo obras que se ven; cuanto más grande, mejor, más rédito político. ¿Las obras “invisibles” como educación, sanidad, seguridad, por qué no…?.
Esto que sucede con el río Paria, o el Auqui o el mismo Quillcay, es básicamente un problema de falta de educación. Nos gustaría que los señores burócratas, que tienen por misión educar a la gente, dar salud a la población y seguridad al ciudadano, dejaran sus escritorios una vez al año y, acompañados por el personal respectivo, emprendieran una jornada de limpieza a estos ríos y riachuelos que dan belleza y agua a la ciudad. Se enseña con el ejemplo. Si los vecinos de las márgenes del río arrojan sus basuras a su orilla, si la población en general no tiene conciencia del daño que se está ocasionando al agua y al medio ambiente, es por carencia de formación en valores y debido a una baja autoestima. No se debe pensar en gigantescos proyectos de inversión, sin antes de hacer tareas sencillas como limpiar las orillas y lecho de los ríos, lagunas y lagos.
El acto simbólico programado como actividad por el día del Colegio fue empañado, pero no tanto como para impedir que nuestro compañero de la promoción “16 de Agosto de 1956”, Federico Zímic y algunos alumnos, se sumergieran en sus heladas aguas en representación de todas las personas involucradas con nuestro Colegio.
Rogamos al Señor para que nos ayude a superar estas deficiencias humanas.
Hace un poco más de cincuenta años solíamos bañarnos en sus cristalinas aguas del río Paria, a menos de un kilómetro de nuestro querido Colegio de “La Libertad”, otro tiempo glorioso y único colegio de Huaraz, que, gracias a Dios, cada año, en su aniversario, acoge con cariño a sus distintas promociones, particularmente, a las que conmemoran sus Bodas de Oro. Así, en el mes de septiembre del 2006, un grupo de ex alumnos libertanos viajamos de Lima y otras ciudades con una idea renovada para ayudar a que el Colegio supere sus debilidades y brille con la calidad de excelencia académica como antaño. La idea se tradujo en un gesto simbólico: un baño de limpieza general del cuerpo y el alma para renovar -autoridades, profesores, alumnos, padres de familia y ex alumnos- el “compromiso de honor” con nuestro querido Colegio.
Para lo cual, en la mañana del jueves 18 de la fecha señalada, emprendimos una caminata desde la Alameda Grau en busca de aquellas cristalinas aguas del río Paria. Al llegar sufrimos una horrorosa decepción: encontramos, aquel hermoso río de cristalinas aguas, en estado calamitoso en su lecho negrusco orillado de un basural hediondo. No fue su helada agua que nos hizo tiritar, esta vez fue la indignación. ¿Por qué?...
¡Señores autoridades de la región, señores alcaldes, señores vecinos y población en general!, ¿qué daño nos ha hecho el Paria para tenerlo de esa manera?...
Pareciera que a nuestras autoridades les gustara hacer sólo obras que se ven; cuanto más grande, mejor, más rédito político. ¿Las obras “invisibles” como educación, sanidad, seguridad, por qué no…?.
Esto que sucede con el río Paria, o el Auqui o el mismo Quillcay, es básicamente un problema de falta de educación. Nos gustaría que los señores burócratas, que tienen por misión educar a la gente, dar salud a la población y seguridad al ciudadano, dejaran sus escritorios una vez al año y, acompañados por el personal respectivo, emprendieran una jornada de limpieza a estos ríos y riachuelos que dan belleza y agua a la ciudad. Se enseña con el ejemplo. Si los vecinos de las márgenes del río arrojan sus basuras a su orilla, si la población en general no tiene conciencia del daño que se está ocasionando al agua y al medio ambiente, es por carencia de formación en valores y debido a una baja autoestima. No se debe pensar en gigantescos proyectos de inversión, sin antes de hacer tareas sencillas como limpiar las orillas y lecho de los ríos, lagunas y lagos.
El acto simbólico programado como actividad por el día del Colegio fue empañado, pero no tanto como para impedir que nuestro compañero de la promoción “16 de Agosto de 1956”, Federico Zímic y algunos alumnos, se sumergieran en sus heladas aguas en representación de todas las personas involucradas con nuestro Colegio.
Rogamos al Señor para que nos ayude a superar estas deficiencias humanas.
ILUSTRACIONES
¿Qué daño nos ha hecho el Paria para tenerlo de esa manera?
Prof. Pílade con el estandarte del Colegio. Lo acompañan Federico Zimic y los alumnos, en el río Paria.
Walter Vidal y Néstor Espinoza, en el río Paria.
Basura en el lecho del Quillcay.
Más basura orillando el Quillcay.
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