OFICINA DE CALIDAD ACADÉMICA Y ACREDITACIÓN UNIVERSITARIA
Juntos para un mundo mejor
EDITORIAL
Se han conformado cuatro subcomisiones de trabajo: sensibilización, modelo de universidad, proceso de auto evaluación y de proyecto académico, las mismas que luego de adecuar su cronograma de actividades, están abocadas a cumplir los objetivos trazados. La subcomisión de sensibilización continúa con programar eventos, presentar el boletín, página web, vitrina, entre otras actividades. La subcomisión de proyecto académico está adecuando los indicadores de
CURRICULARICEMOS VALORES EN LA UNIVERSIDAD
Por Mag. Walter A. Vidal Tarazona
Los conocimientos científicos y tecnológicos han alcanzado niveles y cambios inimaginables, pero estos avances no han marchado aparejados con el desarrollo de actitudes que responden al accionar ético y desarrollo de principios humanos. La globalización misma, en las condiciones imperantes en que se está dando, es más una amenaza que un beneficio para los países pobres. A pesar que el poder ya no está centrado en el dinero, sino básicamente en el conocimiento, se incrementa el hambre en extensas zonas del planeta. Esta situación inhumana ha dejado de ser un problema de producción para convertirse en problema de moral pública (Stiglitz). Compete pues a la Universidad, por principio suya, abrir en su interior espacios de reflexión y crítica, en términos filosóficos y prioritariamente humanistas, para ofrecer al mercado profesional personas sólidamente formados, es decir, personas totales antes que competentes tecnólogos.
Hoy, la Universidad, en el mundo ya es científica, produce ciencia y tecnología, y lo trasmite con cierta libertad, pero ha perdido mucho su humanismo y eso nos preocupa; porque el ethos universitario tiene sus cimientos en él. De otra parte, en nuestro país, las universidades han dejado de educar, hace ya mucho tiempo (Peñaloza). Están más interesadas en correr tras los cambios que se suscitan en las ciencias y tecnologías, con la intensión de alcanzarlos (en lugar en ponerse a la cabeza de ellos), y no están preocupadas en dotarles al futuro profesional una formación integral. Tampoco, y con honrosas excepciones, están construyendo ciencia y tecnología que son motores del desarrollo autónomo y sustentable del país. Y lo que más nos preocupa es que ni siquiera hacen una adecuada docencia (de docere); la mayría de nuestras universidades ha antepuesto a su misión generacional la generación de ingresos propios y pareciera que ha tenido la especia precaución de eliminar todo lo axiológico del currículo (Peñaloza).
Siendo así, hay pues la apremiante necesidad de reestructurar los currícula, incorporando, así sea de manera transversal, contenidos axiológicos y teleológicos junto con actividades deportivas y artísticas, para lograr un desarrollo armónico de los educandos y una formación plena como profesionales, a fin de que sean competentes en su labor profesional y al mismo tiempo poseer una actitud humana y moral y un comportamiento ético muy sólido. Pero eso pasa por reconocer a los docentes su calidad de tales y una remuneración digna a su misión.
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