Nº 8 Agosto 2006
COMISIÓN DE CALIDAD ACADÉMICA Y ACREDITACIÓN UNIVERSITARIA
Juntos para un mundo mejor
EDITORIAL
¡ Por fin una Ley para mejorar la calidad de la educación peruana !
Decíamos en el número anterior que se había llegado a una sensación de que la universidad pública resultaba ser algo así como una "universidad del Estado pero sin la presencia del Estado"; es decir, una universidad creada por el Estado donde éste no se preocupaba de la calidad de su enseñanaza ni de la adecuada dotación de recursos básicos para que ella brinde una educación que satisfaga a las exigencias sociales con pertinencia. Pero podemos ya decir: ¡ por fin una Ley que va a a impulsar la calidad de la enseñanza universitaria!, la Ley del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE). También decíamos que era importante tener en cuenta que el problema de la baja calidad universitaria, no sólo se debía al abandono del Estado, problema que no es reciente, sino además que la propia universidad no estaba cumpliendo sus fines. Que, revertir su anacrónica e interesada administración, en función a visiones, misiones, fines, objetivos y estrategias en respuesta a las exigencias del proceso de desarrollo nacional, pasaba básicamente por la calidad de su pedagogía (el qué y el cómo se enseña-aprende), y eso competía básicamente a la voluntad y el esfuerzo de sus propios docentes y discentes.
Muchas instituciones y personalidades que no hicieron tardar su saludo al SINEACE, entre ellas el señor Ministro de Educación (el Ejetutivo no promulgó la Ley) que mediante un artículo escrito en El Comercio nos decía "Por fin una Ley sobre la Calidad Educativa", no reparan en que la mencionada Ley, en efecto, norma la "calidad educativa"; pero por cierto la calidad, per sé, no educa; es decir, no existen en términos ontológicos la "calidad universitaria", en lato, lo que sí hay es una calidad de una determinada o singular actividad educativa.
Esto es importante manifestarlo, porque es un indicio de que, en términos conceptuales, la Ley aún dista de ser educativa; pero tampoco está educando -educación es desarrollo pleno y formación integral- cuando en el artículo 11(este artículo junto al 18 son básicos en el análisis de la Ley) define la evualuación en términos de medición de los resultados y dificultades en el cumplimiento de las "metas previstas en términos de aprendizajes, destrezas y competencias [...]"; ¿sólo realmente interesan competencias y destrezas?; ¿qué hay de las experiencias sociales, culturales, de las vivencias valorativas?. Ellas también son propósitos de la educación, o se piensa que no son objetivos o metas de la educación superior.
Por cierto, que la Ley nace -tarde compartivamente- en respuesta a muchas exigencias; la más importante: la univeridad no está educando, sólo está adiestrando o nstruyendo y esto básicamente en términos cognoscitivos y nada más. No es un dichi científico ni filosófico, pero tiene su verdad el siguiente: nunca es tarde. En todo es demasiado tarde para revertir la calidad de nuestra enseñanza. Ya era hora también de que el Estado respondiera al clamor social por impulsar la mejora de la calidad de la educación peruana. Calidad teriorada por cierto, entre otros factores, por la política que contribuyó a la masificación de la oferta con una "logica comercial" que "tomó un ascensor hacia arriba mientra que la calidad se embarcó al sótano" (Ministro Sota nadal, art. cit.), sin tener en cuenta las linmitaciones de los recursos y el capital humano para atender la demanda que dicha oferta creaba en términos de expectativa.
Que la Ley del SINEACE se reglamente con sapiensa para que sea una ayuda efectiva para quienes conducen el proceso E-A por el camino correcto de la mejora continua de la calidad de la educación universitaria. Lo que finalmente interesa es mejorar la calidad de la educación que impartimos. Y si estamos convencidos que para mejorar esta calidad no hay otro camino que la evaluación externa (lo ideal hubiera sido que no se destierre el principio de la coevaluación en la Ley mencionada) en busca de una acreditación y una posterior certificación, pues, tendremos que emprender este camino; pero empecemos autoevaluándonos. Y mientras se reglamente la Ley, nosotros tenemos concluído nuestro modelo de autoevaluación; además una Escuela Piloto ha emprendido con este proceso, tres Escuelas más ya cuentan con sus currícula listos; finalmente, no hemos parado con el proceso de sensibilización.
WAVITA
SINEACE: ¿CUÁNTO COSTARÁ SU APLICACIÓN?
Ing. Roberto Quesquén Fernández
En los últimos días, diversas personalidades e instituciones se han pronunciado en medios escritos, televisivos, conferencias y otros tipos de certámenes, respecto a la Ley del SINEACE. La mayoría de las opiniones han sido favorables a la Ley, aunque con cierta reserva en espera a que se publique su reglamento. Respecto al objetivo de la Ley, creo que muy pocos estarán en contra, pues busca alcanzar una educación de buena calidad en el Perú. Pero muy poco se ha hablado del costo para alcanzar la tan ansiada calidad.
En una exposición, en la Asamblea Nacional de Rectores, la señora Mercedes Cabanillas, promotora de la Ley del SINEACE y miembro prominente del partido que nos gobernará en los próximos años, indicó que existe actualmente un fondo de cuatro millones de soles para cubrir el gasto de la evaluación por instituciones especializadas y que para los próximos años se irá incrementando. Esta bien que sea así, pero hasta ahora nadie ha hablado del costo de la autoevaluación, ni qué decir del proceso de autoregulación, es decir, el levantamiento de las observaciones. Por ejemplo, si se ha encontrado que la institución educativa no cuenta con una buena biblioteca ¿de dónde saldrá el dinero para implementarla?. Si no cuenta con suficientes profesores capacitados, ¿cómo financiará la contratación y/o capacitación de ellos? Si no cuenta con adecuado servicios higiénicos ni con el mantenimiento debido, ¿con qué fondos se subsanará esa deficiencia.
Tengamos presente que existen mas de 83.000 instituciones educativas en el país y de toda modalidad, de los cuales unos 64.000 son públicas. ¿Los autores de la Ley del SINEACE han calculado cuánto costará el mejoramiento de la calidad de todas esas instituciones? o su propósito es que al no poder modernizarse las cerrarán o pasaran a manos privadas?
NUESTROS DESAFÍOS
Lic. Zoila Díaz Tavera
Nuestra lección inaugural se enmarca en las reflexiones que, como universidad, venimos desarrollando desde hace algún tiempo en torno a los desafíos de la acreditación universitaria, es decir, de la práctica de la mejora continua y del reconocimiento pùblico de nuestra excelencia académica.
La UNAC cumple 40 años de vida. Ha llegado a edad madura y la tarea que nos plantea en esta etapa por demás interesante e importante de nuestro quehacer académico, es la de seguir orientando la vida universitaria, seguir destinando los recursos y la dinámica de la universidad a su trabajo en la docencia, la investigación y la proyección social.
La acreditación universitaria nos plantea desafíos importantes: la estabilidad docente, con un creciente claustro de profesores de dedicación exclusiva; la orientación de la investigación científica y tecnológica; el impulso de nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje; la oferta de carreras profesionales ajustadas a las demandas del momento y a futuro; el desarrollo de un sistema de la evaluación del impacto universitario al interior de la institución y socialmente; el planteamiento de reformas necesarias; el fortalecimiento de la cooperación técnica nacional e intenacional; el fortalecimiento de una cultura universitaria que se identificque con nuestras raíces, la proyección multiplicada de nuestros programas de extensión; la promoción de una universidad vinculada a los diferentes sectores y actores sociales y, fundamentalmente, la búsqueda de una perfecta armonía y coherencia entre el proyecto educativo unacino puesto en práctica. Ya iniciamos el proceso de acreditación con la uatoevaluación de un conjunto de Escuelas de nuastra universidad. este es el primer paso para la acreditación, que esperamos llevar a cabo pronto. Los desafíos de este proyecto nos llevan al compromiso de todos, a la inversión de los recursos y a desarrollar y establecer una cultura sólida de mejora continua.
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