La universidad tiene una “importancia estratégica para el desarrollo humano, económico, social y cultural, en pro de la construcción de sociedades más justas, más inclusivas y contemporáneas que puedan responder a los enormes retos e inequidades que persisten en la región […]”.
Es así como lo han entendido los 72 rectores de los 31 países reunidos en Caracas (3 y 4 de mayo último) para construir “un espacio común latinoamericano y caribeño” de integración de la educación superior de
En un mundo que se globaliza sin modificar el esquema asimétrico de desarrollo entre las naciones, aquello, sin embargo, implica un cambio del modelo de comportamiento y de relaciones actualmente imperantes; pero también implica enfrentar el gran desafío que significa el hacer de nuestra universidad un instrumento que apoye la inserción de nuestra economía y nuestra cultura de manera competitiva al actual patrón de desarrollo sustentado en el conocimiento.
Es fácil darnos cuenta que el primer cambio que nuestra universidad requiere es mejorar la calidad del servicio que ofrece a la sociedad, con visión e innovadoramente.
¿Cómo detectar sus errores de gestión y hacer las correcciones necesarias en un proceso de mejoramiento continuo? ¿Cómo explicar, dar sentido y proponer políticas orientadas a la solución de los problemas que son básicamente multidimensionales? ¿Cómo generar un auto mejoramiento continuo de las carreras con visión de dotarles a los jóvenes alumnos una formación integral e integradora? ¿Cómo hacer ágil y flexible nuestra universidad para que se anticipe a los cambios?
No hay una receta concebida. Felizmente eso comprendió la misma universidad al haber emprendido hace algunos años, de modo propio, un mejoramiento de la calidad de su servicio que presta. Actualmente ya cuenta con
La mejora de la calidad académica y administrativa pasa por revertir la falta de identificación institucional de los mandos medios y algunas altas autoridades; sin embargo todos tenemos deficiencias para hacer comprender y sensibilizar de que en los muchos pequeños detalles se evidencia la carencia de calidad en nuestro comportamiento, en nuestra enseñanza-aprendizaje, en los servicios que prestamos. Las dependencias académico-administrativas no están adecuadamente articuladas para superar estos “pequeños detalles”.
Por ejemplo, las autoridades deberían centrar su visión a lo que fundamentalmente
WAVITA
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