Walter A. Vidal Tarazona
Ahora
en viaje solitario a eterna vida
eres
ya en mi cielo y tierra colorada cóndor
rima
rima, waqanqu weyta, siempre viva.
De
Virgilio un enviado por Juan Pablo II,
te
hiciste eco de los niños de mi tierra,
del grito silencioso de siglos de pobreza.
De Asís trajiste
su corazón amoroso
de
Don Bosco, su accionar valeroso;
a
Raimondi lo aprehendiste caminando.
Padre
al fin, les diste amor pan alegría;
y
dejas con luz un horizonte definido:
Haz
de vida, paz cultivadora de valores.
Para
la felicidad de tus hijos precisas
santo
Padre, que tu cuerpo y mente vayan
a
Llamellín, viva tu espíritu en su pueblo.
Cuando
las campanas de bronce repiquen,
y
Mama Purísima con sus ojos de dulzura
en
hombros de su pueblo salga del templo...
Cuando las plegarias y la música eleven
sus
alas con el aroma del incienso al cielo
tú,
Taita Cura, irás cantando por
delante...
Todo el Pueblo aquí está
en el día de Mamá
¡Oh Mamita tú lo ves!
regresamos otra vez [...]
Triste es irse lloraré
Al extrañarte sufriré
Virgencita llamaré
Chau... Mamita volveré.
¡Niños! ¡hombres del Perú y el Mundo!
Jamás
digan que Jorge Nonni no volvió:
su
corazón vive en la tierra colorada...
Sus
dedos, su pensamiento, su alegría;
todo
de él se queda en “Antonio Raimondi”.
Cuerpo,
alma y espíritu. Para siempre.
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