sábado, 17 de enero de 2015

A LA MUERTE Y VIDA DEL PADRE NONNI

Walter  A. Vidal Tarazona


Ahora  en viaje solitario a eterna vida
eres  ya en mi cielo y tierra colorada cóndor
rima rima, waqanqu weyta, siempre viva.

De Virgilio un enviado por Juan Pablo II,
te hiciste eco de los niños  de mi tierra,
del  grito silencioso de siglos de pobreza.

De  Asís trajiste  su  corazón amoroso
de Don Bosco, su accionar valeroso;
a Raimondi  lo aprehendiste  caminando.

Padre al fin,  les diste amor pan alegría;
y dejas con luz un horizonte definido:
Haz de vida, paz cultivadora de valores.

Para la felicidad de tus hijos  precisas
santo Padre, que tu cuerpo y mente vayan
a Llamellín,  viva tu espíritu en su pueblo.
        
Cuando las campanas de bronce repiquen,
y Mama Purísima con sus ojos de dulzura
en hombros de su pueblo salga del templo...

Cuando  las plegarias y la música eleven
sus alas con el aroma del incienso al cielo
tú, Taita Cura, irás cantando por delante...

Todo el Pueblo aquí está
en el día de Mamá
¡Oh Mamita tú lo ves!
regresamos otra vez [...]

Triste es irse lloraré
Al  extrañarte sufriré
Virgencita llamaré
Chau... Mamita volveré.


¡Niños! ¡hombres del Perú y el Mundo!
Jamás digan que Jorge Nonni  no volvió:
su corazón  vive  en la tierra colorada...

Sus dedos, su pensamiento, su alegría;
todo de él se queda en “Antonio Raimondi”.
Cuerpo, alma y espíritu. Para siempre.





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