jueves, 30 de julio de 2020

FIESTA PATRONAL DE MI PUEBLO

DE EL: CONCURSO DE CUENTOS Y RELATOS ORGANIZADO POR EL EQUIPO DE REDACCION DEL LIBRO DE ORO DE LA PROVINCIA DE ANTONIO RAIMONDI CON COLABORACIÓN DE LOS PROFESORES DE LOS CENRTROS EDUCATIVOS.



FIESTA PATRONAL DE MI PUEBLO

Autora:
 ZULMA MAGALY ESPINOZA VERAMENDI
I.E: “JULIO C. TELLO” – CHINGAS
CICLO: VII


Nací en un pueblo maravilloso, testigo y guardián de los pueblos raimondinos, situado bajo las faldas del cerro Puka Rucu y Huarijircán, en cuyo sitio se halla el patrón de esta tierra: Santísima Cruz de Huarijircán, donde cada 14 de setiembre, fecha inolvidable, especial, trascendental y con gran significado religioso, social y folklórico es homenajeado por la gente devota del pueblo de Chahuarcón.

De tal modo que en responsabilidad de una familia y la ayuda y apoyo común se acontece esta costumbre de cultura viva que a continuación relataré.
Anticipadamente faltando unos meses los alférez inician su labor con el denominado yantaki, que consiste en cortar la leña del eucalipto; con el cual se prepara la riquísima chicha de jora para ello el alférez ofrece “uman caldo “ (con carne de ovino. A las autoridades, familiares y peones que concurren a la leñada voluntariamente.
Así mismo los siguientes días se vuelve a preparar la espumante chicha de jora y panes de diversos tamaños y sabores para distribuir a los parientes y amistades a quienes se les denomina LUMTSUY mayor y menor.
La fiesta se vive durante tres días dando inicio el día 13 con la bajada solemne de la cruz acompañada de los tesoreros de la cruz, los alférez del año y los fieles devotos para colocarla en la iglesia del pueblo rodeada de esplenderosas (sic) velas encendidas. Ese mismo día también, los alférez y quienes los apoyan plantan los árboles de eucalipto medianos uno al lado del otro unidas por la manta colorida adornada con cabezas de bueyes en cada esquina, frutas y tubérculos ¡que son toda una admiración! En el mismo una capilla hecha de grandes mantadas o telas donde las personas en cuanto acompañan puedan acomodarse en ello y de la misma manera, la banda orquesta se ubica en su interior, comúnmente a la hora del almuerzo.
De esta manera se inicia la gran fiesta con la alborota (sic) llegada de la banda de músicos; el alférez acompañado de su esposa, amigos e invitados y parientes  se dirigen a la curva de Manquey Jirca a recibirlos, que llegan en ómnibus procedente de Huaraz o de Huari por lo general. Allí los músicos interpretan melodías ancashinas, donde el alférez con el pueblo acompañante bailan muy contentos haciendo ruido con las avellanas y así bailando al ritmo del “pasacalle” se dirigen a la plaza entre huagillas, risas, silbidos y gritos. Después de bailar en rondas, la gente se dirige a la casa del mayordomo (como también se le puede llamar) para el almuerzo al que se conoce como COMÚN MICUY, donde uno disfruta deliciosos potajes del pueblo.
Ya cuando el sol esconde sus últimos rayos y la noche abre su camino se acontecen dos costumbres tradicionales: “EL ROMPE” y “JACA TSARI” organizado por los alférez, quien conjuntamente con sus familiares e invitados y la banda orquesta se dirigen bailando casa por casa para recoger cuyes, gallinas, cabritos u otro animal que las personas ofrezcan… después vuelven todos a casa; allí el alférez, su esposa y familiares rodeados por el público, nombran a uno quien se encargue de llamar por nombre a los “Lumtsuy”, quienes se van acercando  a entregar el cuy (y los otros animales junto con el ”Jaca Pichu” =picante de cuy). Concluido el acto se da inicio a un baile general guiado por los músicos interpretando los huaynos chahuarquinos, donde todos muy alegres bailan y gozan hasta la amanecida.
El 14-día central, después  de servirse exquisitas comidas y bebidas bien heladitas, los “responsables”, puestas sus bandas de mayordomo junto con la orquesta se preparan para salir a las calles bailando al ritmo del contagioso pasacalle. Así, se van dirigiendo a la plaza, las mujeres llevando a la manos sus pequeñas canastas rellenadas de panes y los varones con sus cajitas de cerveza al hombro, mientras algunos en su brazas con latas de “TANTA HUAWA”(pan en forma de muñeca). Al llegar a la plaza, cada alférez junto a su compañía se ubican al frente de la iglesia, es allí donde la gente se olvida del cansancio y las tristezas ya que ambos grupos rivales sanamente empiezan a bailar de manera de competitiva y cada cual a su estilo. Pero antes, los alférez entrantes para el próximo año reciben grandes cantidades de comida y bebidas a las que llamamos ”CUMPLIMIENTO”. Llegada la noche, después de la cena empieza el baile social, con música, amigos, familiares, cerveza y sin falta los castillos de fuegos artificiales, que a partir de la medianoche son prendidas para el espectar (sic) de niños y jóvenes y  a esa escena se le conoce como “VÍSPERA”.
En esas instancias la gente no da importancia al frío, el sueño, los zapatos ni la garganta ya que gritan, toman,  gozan y zapatean tanto ¡pobre! Hasta romper el piso…y se quedan hasta las últimas consecuencias.
La fiesta finaliza con el día 15, fecha más importante, tradicional y religiosa en honor a la Cruz de Huarijircan. Los chahuarquinos se visten para concurrir con mucha fe a la iglesia a oír la solemne  misa con el párroco de la provincia de Antonio Raimondi, que empieza a las ocho de la mañana y termina una hora después.
 Acabada la misa, algunos devotos de la cruz se ofrecen llevarla de vuelta, acompañados por la comunidad que con velas, cantos y flores  suben por el angosto camino hasta llegar al destino deseado. En la cima del cerro las personas aún siguen moviendo el cuerpo hasta el medio día que es hora de volver a la casa del alférez par degustar los últimos potajes tradicionales hasta el próximo año. Así mismo terminado el banquete continúa el bailongo con mucha destreza, para luego a partir de las cinco de la tarde despedir a la banda que partirán a su destino.
Así culmina este acontecimiento, que no solo es un espacio para bailar y estar contentos, sino también es un motivo para reunir familias y vivir bien con el prójimo…Siempre en agradecimiento de quienes e responsabilizan, las generaciones  que mantiene viva una parte de nuestra cultura y a la Cruz de Huarijircan que derrama bendiciones  sobre nuestra tierra, celebremos cada año la fiesta patronal.
¡VIVA EL FOLKLOR COSTUMBRISTA!
¡VIVA LA CRUZ DE HUARIJIRCAN!
VIVA ANTONIO RAIMONDI!
                                                          

sábado, 25 de julio de 2020

FAMILIA Y TIERRAS EN YUNGAY (S. XVIII)

Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi                  
Ayrampu. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales

   

Valle de Yungay: Pueblo de Yungay, y el nevado Huascarán (1907)
https://archive.org/details/cu31924019989015/page/n285/mode/2up

El 31 de mayo de 1970, un fuerte terremoto ocasionó una de las peores desgracias para el Perú:
el aluvión que enterró el antiguo pueblo de Santo Domingo de Yungay. 50 años de aquel catás-
trofe humano y ambiental, queda el recuerdo en donde muchas familias perecieron a su extinción,
salvo varios niños y niñas que milagrosamente escaparon de ese destino; pero quedaron huérfa-
nos sin sus familias, su pueblo y su cultura.
En esta oportunidad queremos brindarles un pequeño artículo sobre una familia yungaina del
siglo XVIII. Un ejemplo que nos servirá para adentrarnos al tema de las familias rurales y sus
tierras.



El escenario: Santo Domingo de Yungay
Fundada en el siglo XVI y con una fuerte presencia de la orden religiosa de los dominicos,
el pueblo fue bautizado como Santo Domingo de Yungay.
Como pueblo colonial, Yungay estaba a 2546 msnm al pie de una alta sierra de nevada de
ricas minas de oro bajo sobre plata (VÁSQUEZ DE ESPINOZA 1948[1615], p. 457). Su ubi-
cación resultó estratégica para la conexión del conocido Callejón de Huaylas y los pueblos del
antiguo corregimiento de Conchucos. Pues, al ser una ciudad menor o una pequeña ciudad provin-
ciana, concentró las funciones de administración, comercio y servicios, haciendo de polos locales
de cultura y residencia de las elites de la región (CABALLERO 1981, p. 52; MAYER 1970, pp.
117- 118). Ejemplo de este rasgo geográfico, fueron las constantes visitas de autoridades colonia-
les a sus tierras. En enero de 1585, el arzobispo Mogrovejo celebró el Tercer Sínodo Diocesano en
Yungay (Benito, 2006, pp. 14-15).
En la actualidad, Yungay es una de las 20 provincias del Departamento de Áncash. Como provin-
cia, tiene ocho distritos (Yungay, Cascapara, Mancos, Matacoto, Quillo, Ranrahirca, Shupluy y Ya-
nama).
En el Censo Nacional de 2017 (INEI 2018a, pp. 883-893), la población total para la Provincia de
Yungay es de 50.841 habitantes (12.187 habitantes en las zonas urbanas y 38.654 habitantes en las
zonas rurales) distribuidos en 24.815 hombres y 26.026 mujeres. Y, específicamente, el Distrito de
Yungay cuenta con 20.070 habitantes (9.804 en zonas urbanas y 10.266 en zonas rurales) distribui-
dos en 9.850 hombres y 10.220 mujeres.
Estas cifras oficiales nos brindan un rasgo predominantemente rural para la Provincia de Yungay,
pero que con el pasar de los años irá urbanizándose llegando a invertir la balanza. Y en cuanto a
la relación entre hombres y mujeres, sigue manteniéndose casi igual en números, pero con una ligera
mayoría por las mujeres.
Su rasgo marcadamente rural se debe a la fuerte existencia de las comunidades campesinas que
están inscritas oficialmente. Por ejemplo, en el Distrito de Yungay, según la información del INEI
(2018b, pp. 324), están censadas 4176 habitantes organizadas en las comunidades siguientes:
  • Áncash.
  • José Carlos Mariátegui de Yanama Chico.
  • Los Vencedores.
  • Tumpa.
  • Unidos Venceremos.



La propiedad de la tierra de una familia rural
Los hermanos Cruz
La familia Cruz eran tributarios de la guaranga Allauca Guambo del pueblo de Yungay, como
tal poseían por derecho unas tierras que le servía para su sustento y pago de sus tributos.
Así, en 1715, los hermanos Nicolás Eugenio, Cristóbal y Juan Pedro de la Cruz solicitaron una
composición de su fanegada y media de tierras con el General Don Tomás de Urdinola, juez vi-
sitador de la medida, venta y composición de tierras en la Provincia de Huaylas. El lugar de la
reunión se llevó a cabo el 15 de agosto en el pueblo de San Ildefonso de Caras.
Los hermanos Cruz eran poseedores de las tierras Anta Hirca, quienes en su petición afirmaban:
[...] como largamente consta de los ynstrumentos y rrecados que con esta presentamos con
el juramento necesario estamos en actual posesión desde nuestro antepasados de dichas tie-
rras de Anta Jirca Yanco Yao en términos de este dicho pueblo de San Yldefonso de Caras
en el valle de Guacra en la estansia de Guaillo sin contradision de persona alguna [...]
Cuyos linderos iniciaban por una parte con:
[...] una quebrada nombrada Pacchavran = y de la parte de arriva con unos montes de unas
cañas nombradas Yrgua = y por dichos montes pasa una asequia que [...] caminos con
otros y corre a dar a un mogotillo nombrado Uchuc Cargua Caico y dicha asequia baxa
asta Guancha Guacanga y corre mas avaxo asta un mogote nombrado Pacha as pisca y dere-
cho línea rrecta asta el río de Guailloc = y por otro la comuna San Ja Grande que deslinda
las tierras de Julián Muxia y devaxo de otros linderos están dichas tierras y tamvien linda
con un mogote nombrado [...] que pasa por una quebrada a un paraxe nombrado Lucmaioc
onde fina lisa [...]
Las tierras referidas se pueden conocer como patrimonio de la familia Cruz, cuyos poseedores
eran los tres hermanos. Además, cada hermano tenía sus tierras particulares y estaban organiza-
das de la siguiente manera:
-Nicolás Eugenio está en posesión de un pedazo de tierras en Guaillo nombrado Cullas Pun-
ru = [...] que linda por un lado con tierras de Lucas Nicolas que pasa una asequia = por otro
con el camino prinsipal por avaxo asta donde está un molle grande y de ayi enquentra con
dicha asequia de Lucas Nicolas [...] por arriba con el anden de Misguac de donde viene a
dar a la esquina de la casa de Christoval de la Crus que dichas tierras tienen media fanega
castellana de sembradura [...]
-Cristóbal de la Cruz tiene otra media fanega castellana en dicha estancia de Guaillo nombra-
das Cauchapoto que linda por una lado con la asequia prinsipal = que ba a lo de Lucas Nico-
lás = por el otro con el camino = por avaxo con un anden nombrado  Misguac = y por arri-
va con Junca Hirca =
-Juan Pedro está en posesión de otra media fanega castellana de sembradura en dicho Guailloc
nombrada Machaupampa que lindan por un lado con un anden que va asta Canipuc = por
otro on la orilla de el río = por avaxo con el mogote Parguai Cobo = y para el remate la ori-
lla de el rrio = y por arriva el camino =
Entonces, la tasación de las tierras Anta Hirca fue en 15 pesos corrientes, mientras que las tierras
de cada hermano sumaron la cantidad de 9 pesos corrientes de a ocho reales el peso. Haciendo un
total de 24 pesos. Permitiendo a la familia Cruz el dominio sobre las tierras descritas, pero las
aguas, pastos y montes son de uso común según la ley real.
Los descendientes
Muchos años después, aquellas tierras ya se habían incrementado a la cantidad de ocho fanegadas,
y sus poseedores eran la familia conformada por el matrimonio entre José Rosario y María Flora,
ambos eran originarios del pueblo de Yungay.
En palabras de José Rosario, decía que, al casarse con María Flora, quien era descendiente de Cris-
tóbal de la Cruz, trabajaron en las industrias del roso y desmontes [y] se fueron incrementando has-
ta ponerse en la extensión de ocho fanegadas que incluían las siete fanegadas de demasías que ha-
cen del nombre de Quisuar, Cochaipe, Lumapipe y Tingo, y de los linderos Sacza, la toma Antigua,
Acacaguachaman, Cuñuro, Puquio, Huanca Uran, Estanque Viejo, Uchac Carguacayco hasta
Guayloc. Que, al componerlas, ya tenían una tasación de 56 pesos y pagaron de contado al juez vi-
sitador Melchor Gutiérrez.
Eran exitosos en cuanto al incremento de su patrimonio familiar, producto del arduo y constante
trabajo de ambos. Sin embargo, al tener una mayor extensión de tierras, también se incrementa la
carga familiar en el control de ellas. Además, José Rosario indicó que era de la estancia de Quis-
guar (ubicada en términos de la doctrina de Caraz). Así, en 1787 se quejó ante el subdelegado del
Partido de Yungay afirmando que José Benito, tributario, interrumpió su posesión pacífica sobre
sus tierras de Antulcan, Acoyoc, Quisuan y otros a pesar de tener títulos tan justos y recomenda-
bles.
El juicio estaba vigente hasta 1796 que, según el documento consultado, el matrimonio José Rosa-
rio-María Flora lograron obtener en varias ocasiones las providencias para salvaguardar sus dere-
chos. Pero, los pleitos sobre tierras eran el pan de cada día, y sabiendo esto por experiencia, aquel
matrimonio sabía la importancia de proceder en estos juicios porque esos documentos eran nece-
sarios para que sus descendientes e hijos puedan embarazar cualesquiera usurpación que se le
intente hacer por algunos poderosos.
Por tanto, ese año de 1796, Vicente Figueroa, escribano público de Huaraz, realizó una copia fiel
de los documentos solicitados por el matrimonio con el fin de perpetuar su derecho. No sabemos
que siguió después de aquel año; más sólo podemos decir que esta historia como muchas otras
quedaron inconclusas por la gran tardanza de la justicia que, al final de cuentas, ya no es justicia.
¿Les resulta algo familiar?


Referencias citadas
Fuente
AGN. Derecho Indígena, leg. 27, cua. 496, 1793.
Bibliografía
BENITO, J. A. (2006), Santo Toribio Mogrovejo (1538-1606). En Quives. IV centenario
de su muerte (Lección magistral del curso 2006, UCSS). Lima: Universidad Católica Sedes
Sapientiae.
https://www.academia.edu/34775389/Santo_Toribio_Mogrovejo_visita_Quives_y_confir-
ma_a_Santa_Rosa

CABALLERO, J. M. (1981), Economía agraria de la Sierra peruana. Antes de la Refor-
ma Agraria de 1969. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

INEI (2018a), Áncash. Resultados definitivos. Tomo I. Lima: Instituto Nacional de Estadís-
tica e Informática.
https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1552/

INEI (2018b), Directorio de Comunidades Nativas y Campesinas. Censos Nacionales
2017: XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades Indígenas. III Censo de
Comunidades Nativas y I Censo de Comunidades Campesinas. Lima: Instituto Nacional
de Estadística e Informática.
https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1597/ 

MAYER, E. (1970), Mestizo e indio: el contexto social de las relaciones interetnicas. En
Fuenzalida V., F. et al, El indio y el poder en el Perú (pp. 88-152). Lima: Instituto de Estu-
dios Peruanos / Francisco Moncloa Editores.

VÁSQUEZ DE ESPINOZA, A. (1948[1615]), Compendio y descripción de las Indias Oc-
cidentales. Washington. Smithsonian Institution.



miércoles, 15 de julio de 2020

¿QUIÉN ATIZA AL SOL?


  Poesía

Roberto Rosario Vidal *

A: Florencia Vidal
Constructora de castillos de luz
y universos de fantasía










Los arqueólogos descubren los castillos que inventaba mamá

Madre hablaba de lugares que había recorrido en su infancia con la abuela, que era maestra rural en el Marañón. Pueblos cuyos nombres no figuran en los mapas y la memoria tergiversa. Pirushtu, profunda quebrada andina donde el sol salía a las once de la mañana y se ocultaba a la una del día. El agua siempre estaba congelada y los osos ayudaban a romper la costra de hielo que se requería para preparar los alimentos. Las ruinas de Tinllar, ubicadas en un cerro empinado a donde había que subir caminando durante un día entero por un sendero de cabras. Al llegar a la cima, qué portento. La ciudadela de piedra se extendía en la planicie incólume, como si los habitantes hubieran salido de caza. Paredes pulidas, rocas sobrepuestas sin argamasa, estructuras empinadas. Un torreón coronado por una piedra blanca y redonda, finamente pulida; brillante, como una luna particular, que reflejaba la luz de los astros día y noche.
Una escalinata descendía a profundidades inimaginables, donde jamás escaseaba luz, ni aire para respirar. Dos mil peldaños abajo, conducían a un salón en forma de cruz, donde un monolito negro arrojaba por la boca borbotones de agua cristalina sobre un plato de oro, que giraba en la poza circular. ¡Pobre del que osara apropiarse de la joya! El monolito se tornaba rojo y arrojaba sangre por sus fauces de fuego. No volvía con vida el codicioso; en cambio, quien descendía con devoción o simple curiosidad, retornaba revitalizado.


Naturaleza fantástica o fértil imaginación. Volcanes de agua, de piedras y de viento. Cavernas que en las tardes, con voz gangosa ofrecen: “Agua caliente...” Batracios gigantes como galgos. Arañas enormes como puños que golpean a media noche el rostro, “pero que es mejor no hacerles caso y dejar que sigan su camino...”
Dicen los diarios que los arqueólogos han llegado a Tinllar. Que han descubierto un torreón cuya cima se oculta entre las nubes. Describen la esfera de granito, el monolito negro y la escalera de dos mil peldaños. Madre se afanaba en describir estos detalles, hasta que me ganaba el sueño.


La ciencia avanza a pasos agigantados. Es posible que ya estén escudriñando los dominios del sueño y tal vez algún día descubran la procedencia de los duendes, que de niño me atormentaban, cuando la fiebre me devoraba.
Lima, otoño del 2011.



¿QUIÉN ATIZA AL SOL?

¿Quién construyó la torre?
¿Quién la cúpula esférica?
¿Quién las gradas, los cercos?
¿Quién los techos y los arcos?

¿Quién pintó la loma de verde?
¿Quién los ríos claros?
¿Quién el cielo azul?
¿Quién los caminos blancos?

¿Quién puso chalinas al cerro
Con ovejas y alpacas?
¿Quién atiza al sol
Con leña de oro y plata?

¿Quién pasta las vizcachas?
¿Quién da agua a los venados?
¿Quién peina a las vicuñas?
¿Quién enseña a volar al cóndor?

EL TORREÓN MAYOR

Erguido como espada
El torreón mayor brilla
Sobre balsa de nubes
Señorial navega

Piedras albas sobrepuestas
Empinadas, recostadas
Medianas en los arcos
Pequeñas en los cercos

De arriba, qué profundo
De abajo, qué elevado
El torreón mayor mira
Hacia el cielo, hacia el vado

¡Oh Señor de las alturas!
Gran otero de piedras
No trotes que te caes
No saltes, te desplomas

EL PUENTE

De granito es el puente.
Sobre farallones sobrepuesto
Piedra sobre piedra, surcado
Por torrentosa corriente

Cristalino surca el río
Trescientos metros abajo
Sin prisa y sin pausa
En colosal trabajo

Hace mil años, cien mil
La memoria no alcanza
Roedor de fino cincel
El río hizo su labranza

Infatigable de tiempo
Atraviesa el espacio
Sobre su lomo de roca, surcan:
Gacelas, labriegos y duendes

CAMINO DE LOZA

Tobogán de liza loza
Por donde suave desliza
Sus pies, la niña Rosa
A tientas, cuidadosa

Naciendo en la cima,
De las profundidades empina
Zigzagueando leve
Con lentitud de bebe

Es ancho o delgado
Breve o extendido
Como hilo de lino
Como mar de limo

Serpea en la llanura
Escala el cerco agreste
Sube de prisa, niño
Baja pausado, anciano

LA MANSIÓN

Del torreón y el puente
Conocemos suficiente
El camino y el río
Serpean en la mente

¿Qué decir de la casa?
¿De la mansión suntuosa?
¿Que de día es de plata?
¿Y de noche es de oro?

¿Es acaso como el río
Accidente natural?
¿O como el puente bajadizo?
¿O el escurridizo manantial?

De cal y canto las paredes
De duro quinual el techo
Roja arcilla refulge en las tejas
Por Albano el bueno, hechas

LA PLAZA

Tras del portón blindado
Diez metros al frente
Está el patio empedrado
De cualquier otro diferente

Blanquinegros los rombos
En la vereda trazados
Turquesa los ribetes
Con cal y arena, fraguados

Cruzando la plaza amplia
Entre vereda y vereda
En jardines primorosos
malvas y cantutas, florecen

Y no verás, visitante cansado
Ni mástil, ni bandera
En el jardín, en la balaustrada
En los arcos o el tejado.

EL VIGÍA

Los vigías, diremos con certeza
Porque no es uno, ni cuatro
No hay quien sepa,
Por seguridad de su Alteza

No los ves, no los veo
No es preciso advertirlo
Basta saber que está el vigía
Presto a advertir, si merodean

¿Ves esa piedra filuda?
¿La ves, sobre la equina Este?
Es pluma de ave zancuda
Sobre un casco, como cresta

Son guerreros ojos de lince
Fortaleza de oso o mastodonte
Agilidad felina, los vigías
Y como ninguno, inteligentes

HABITAT

En los arbustos, venados
Ranas en el arroyo
En las ramas, loros
Búhos en el tronco

Cada cual en su hábitat
Vigilando los cerros
En la mañana temprano
Cuando el sol despierta

Las paredes fortificadas
Inalcanzables cumbres
El puente bajadizo
El río torrentoso

De día chillando,
Revolotea el loro.
De noche, ojos de luna,
Hurga el búho

DESPERTAR

Despierta el día
Algazara en la fronda
Ríe el manantial
Canta el sol en la floresta

Cruje la puerta en sus goznes
Gira girando, queda
El niño escucha el canto
El canto oye al niño

Paredes de plata, platinadas
Adoquines en la plaza
Cardos, malvas y cactus
Hay jolgorio en el bosque

Bajan la cerviz los ciervos
Y entonan su mejor canto:
El río, las aves, los peces
Y los montes memoriosos

RELOJ DE AGUA

No es este un castillo
Monasterio, ni fuerte
En la cima del ande, trepado
Moño gracioso, corona

Siglos de sol y cantuta
Antes que llegaran podencos
Dura roca amasando
Hicieron los cimientos

En medio de la plaza
Piedra cóncava tallada
Cabeza de sierpe alada
Arrojando agua a la taza

Reloj de agua, los techos
Administrador de Océanos
La bendición del cielo, beben
Mares de oriente y poniente

ESFÉRICA ROCA

Piedra blanca pulida
Refulge en la torre
Esfera milenaria,
Corona canto rodada

Translúcida, inmaculada
Cuando el sol incide.
Plateada oscura
Cuando besa la luna.

Gira noctámbula
Vuela tras la luna
Cura al que sufre
Mata al que ofende

Quema con calor intenso
Al injusto, al avaro.
Solazase con su aliento
El caminante austero.

PELDAÑO DOS MIL

En la cima, la esfera
En la sima, escalera
Corrediza piedra oculta
La entrada granítica

Un escalón, mil
Hacia las profundidades
Dos escalones
De grava y miel

Peces ciegos, sierpes de luz
Aves de noche y caverna
Lagos de sombra, parques
Alfombras de lava y roca

Por fin, peldaño dos mil
Portento de orden y luz.
Grandioso salón de marfil.
Atravesado en cruz.

MONOLITO

Impertérrito monolito negro
Incansable arrojador de agua
Borboteando día y noche
Por milenaria garganta

¿De dónde filtra el agua?
¿De dónde, interminable de tiempo?
La poza por siglos llena
Y nadie bebe, a nadie sacia

Espantajo de incautos
Plato de oro giratorio
De fuego o de sangre
Cuando espantas

En medio de la cruz
Hontanar inagotable,
Guardián de profundidades,
Al final del peldaño dos mil.

AGUA CALIENTE

Entre el río y el cerro
El camino solitario
Llama cuando pasas:
¡Agua calieeente...!

Buscas las voces.
Hurgas en el monte
En el río, en las nubes:
¡Agua calieeente...!

Aguzando el oído,
Avanzas en su búsqueda
Encontraste el camino:
¡Agua calieeente...!

Más cerca, más fuerte
En la rendija del cerro
El viento corta la oquedad:
¡Agua calieeente...!

VOLCÁN DE VIENTO

De la selva a la sierra.
De las alturas al mar
Camino polvoriento
Ventisquero, ventarrón

Nubes de polvo, furia
Avalanchas de troje y paja
Lana de ovejas turbias
Arrollando bajan

¿Quién gobierna el viento
En las montañas?
¿Quién controla?
¿Quién genera, el soplo original?

Vengo en son de paz
Traigo ofrendas del monte:
Quirquinchos y gacelas,
¡Gran Volcán de Viento!

VOLCÁN DE AGUA

Cristalina, transparente
Destila de las hojas
De las ramas, gota a gota
Torrentes refrescantes

De mis manos beben
Loros y gorriones
Tucanes, mariposas
Jilgueros y paujiles

Con la lluvia crecen
Arroyos, riachuelos
Engordando satisfechos
Ríos, lagunas y océanos

Cuando enfurecen ¡Hay...!
No es lluvia, no chubascos
Es tormenta, aluvión,
¡Volcán de Agua, mi Señor!

GUARDIANES DE LUZ

Guardianes de luz y fuego
Viento y agua
Polvo y tiempo,
Impertérritos, imbatibles

No hay quien pase
Territorios reservados
Heredades protegidas
Nadie ingresa, nadie sale

Desde el aire, desde el río
De los cerros
Limitado acceso
Por la guardia altiva

Luces que van
Luces que vienen
Cortando el viento
Valientes gladiadores

BATRACIOS COMO GALGOS

En las noches madre teje
Espadachines gemelos
En sus manos de paloma
La madeja gira

Guardo los juguetes
Trompos, raquetas
Camiones, pelotas
Cuerdas y clarines.

En el cajón bajo la cama
Cofre de tesoros
Van a descansar

Abriendo la boca enorme
Los batracios como galgos
Ya están croaaaando

ALFALFA FLORIDA

En la mañana, temprano
Ayudando a mamá
Corto alfalfa del campo
Para mis conejos

Los he bautizado:
Marcos, Adolfo, Bigotes
Salomé, María, Cuicuí
Y Travieso, al saltarín

Ayer olvidé traer pasto
Y tarde salí a cortarlo
Qué susto se dio mamá

Porque amarré sin saberlo
Un atado enorme y fresco
Con una serpiente de colores

EL ATIZA AL SOL

El construyó la torre
El, la cúpula esférica
El, las gradas, los cercos
El, los techos y los arcos

El pintó la loma de verde
El creó los ríos claros
El coloreó el cielo azul
El diseñó los caminos blancos

El puso chalinas al cerro
Con ovejas y alpacas
El atiza al sol
Con leña de oro y plata

El pasta las vizcachas
Da agua a los venados
Peina a las vicuñas
Y enseña a volar al cóndor.

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Roberto Rosario Vidal, educador y poeta. Cursó estudios primarios en Caraz, secundarios en Huari (Ancash- Perú). Luego de breve periplo en Lima, retornó a los andes a ejercer la docencia en la sierra. Fundador y primer Presidente de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ) el año 1982, es autor de libros para niños escritos en prosa y en verso: La casa de Cleofé. El trotamundos (Argentina). Shica Shica de Limón. El tesoro de Kitakaiteri (Leyendas ashaninkas). La conquista del Reino Enim (Cuentos y relatos de los Tarumas y Huancas). La Villa Carmela (Venezuela). El Topo Tito. La Barquita de papel (INAPROMEF). Antología Nacional de Literatura Infantil (INABIF). Literatura Infantil en educación Inicial (UNICEF). Literatura Infantil en Educación Inicial y Básica (CONCYTEC).
Organizador del Primer y Segundo Parlamento Nacional de Niños. Miembro de la Comisión Nacional del Año Internacional del Niño. Curador de la sala de Literatura Infantil de la Casa de la Literatura. Miembro de la Comisión Revisora del Código de Menores. Representante del Perú ante el Instituto Interamericano del Niño (Uruguay). Presidente de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil.