este 21 de mayo estoy regresando a lima con mis tripas entre brazos a seguir queriéndola a su manera, madre. este mayo de la madre, de tu santo, y para que sea un mes como la vida agridulce, del terremoto más fuerte que hemos vivido. tu hijo.
Hoy que tengo en mis manos
este geranio de mis venas,
hoy que he quitado
este pan nuestro a otro hijo,
hoy que espero la cristalina epifanía
de tu silencioso cuerpo,
Madre, madre mía.
estás más ausente que nunca.´
Hoy que vine a escuchar
tu "sé bueno y fuerte hijo mío",
estás más callada que nunca.
Hoy que quería besar
el color de tus ojos preocupados,
están más vacíos que nunca.
Ese color de tus ojos
que naufragaban en un mar
de tibia luz, madre;
este geranio de mi sangre,
este pan robado
y esta pena en mis manos,
medre, madre mía,
están más tristes que nunca.
Seguro que tú también
sientes pena esta hora
pero nada sabes
del ramo de mi sangre
ni sabes de esta mi pena
por el pan nuestro
robado en cada día.
(De: Llamellín. En prosa y en verso. Lima: FIMART, 2003: 125.)
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