sábado, 5 de marzo de 2022

… Y EL TUCTU- PILLÍN

Walter A. Vidal 
 
    Oscura capa sobre frondosos árboles; intrusos postes de cemento con focos encendidos; frescura del aire destilando luces entre las ramas, y cercano canto monótono de un invisible tuctu- pillín... en el parque.



Este vistoso y noble pajarito, escondido en alguna rama, sin proponérselo, me está conduciendo a otro lugar, de mucho sol, tupidos bosques de huarangos y retintos quen- quenes preguntando con voz de campanilla quién eres.

Mejor un poema, escrito en 1952, para describir aquel lugar de mis recuerdos.

Atardece

   (Colca, enero 52)

 

Cuando cansado me siento,

y la tarde sofocante va entrando

en agonía…

desde las oscuras ramas se elevan

trinos de bendiciones y alabanzas

al Creador.

Voces son de quenquenes, palomas

hasta del solitario despistado gorrión,

en letanía…

también de una mancha de papagayos

cruzando el caudaloso y ancho río

a las rocas de Carí.

Aquí, en casa hacienda, con zumbidos

y diversos rezos, abejas y moscardones,

lentamente…

van dejando las bellas flores del valle,

mientras un vistoso tuctu-pillín todavía

no cesa de cantar.

Los chiyampuyes añaden su chirriar

al canto inefable del turbio Marañón,

mientras

la delicada caricia del aire perfumado

seca de mi frente y mi cálido rostro

copioso sudor.




Ya el estrellado cielo se viste de luto,

por la tarde que murió al gemido

del viento…

guarangos, platanales, cañaverales,

taras, alisos, y del viejo eucalipto

también.

Ya los elevados cerros están de negro;

y la noche de sombras se ha llenado,

¡Máuser!

Te toca ladrar, noble y fiel compañero.

¡Taladra con tu voz el valle misterioso!

Sí, amigo, allí.

¡Deslízate entre chirimoyos y guayabos,

¡Huyan ucumarias! ¡Límpiense murciélagos

del cielo!

Salgan awilus de sus milenarias chullpas

¡Cállate un instante, tú también, apacible

¡Marañón!.

Con esa misma delicada caricia también he desempolvado –y pulido- el poema (In supra) que ha revivido mis recuerdos y mi imaginación, hoy, en este parque de frondosos árboles, postes de cemento de luz artificial… y del escondido tuctu- pillín. Esta noche se han congregado también: Naturaleza, Hombre, Recuerdos, Imaginación…¡todo

¿Hay elementos vitales ausentes en este parque? Sin duda el más notorio es la no presencia del agua, así sea solo en sonido. El mar está distante. Pero, así como el tuctu-pillín me transportó hasta aquel ribereño valle del Marañón, ¿por qué esta avecilla no puede traer el líquido elemento a mi imaginación? No al mar que, a esta hora, ya no se distingue. Sino, por ejemplo, una acequia ancha, natural, por la que fluye agua cristalina. Y punto.

Me dejo llevar por el poder de la imaginación. En efecto, ahora tengo dificultad para cruzar la ancha acequia de agua cristalina y continuar mi caminata. Pero abajo (ya no estoy en un territorio como mesa de billar), en la esquina suroeste del parque, el agua, pasando unas rejas de metal que atrapan cosas, se mete a otra acequia construida por el hombre. Esto se llama cultura, en contraposición a la naturaleza, donde la mano del hombre jamás ha intervenido. ¡Naturaleza y Cultura juntas y abrazadas! Qué hermoso cuadro nos ofrece la imaginación. Pero eso no ha ocurrido en la vida, salvo en aquel lejano Imperio de los Incas.

Sigo dando vueltas y vueltas, alrededor del parque, frente a mi casa. Dos vuelta más y “me quito”. Pero Los recuerdos llueven a cántaros, abrumando mi pensamiento.



Hay un dolor encadenado -escribí alguna vez- en las rocas del Cáucaso en Prometeo, pero en la ficción (Esquilo, siglo V a. C); en la realidad, en Cólgota, más que su pecho abierto por una lanza, a Jesús, le dolía la miseria humana. A aquel, la pobreza material; pero a Jesús, la pobreza moral y espiritual más que la material. Por enseñar a trabajar la tierra a los hombres, los dioses lo encadenaron a unas rocas a Prometeo; por enseñar la verdad con amor, los hombres crucificaron a Jesús. Repito: a Prometeo en la ficción (escribió Esquilo), a Jesús en la realidad…

Es difícil dejar de pensar también en lo que nos está ocurriendo; mejor decir, en lo que le está ocurriendo al mundo entero. No sé si la Tierra vivirá otra pandemia. Pero sí estoy convencido que “estamos llamados a cambiar la historia con la fuerza humilde del amor” como nos exhorta Francisco. Se refiere, sin duda, a ese humilde amor que se enfrenta al mal, que está siempre contigo, sufriendo o gozando, en las malas y en las buenas; que es música como el canto, ya apagándose a esta hora, del tuctu-píllín, no ruido macabro. Aquel amor –recuerda Francisco- que movió a un Hombre a morir en la cruz, con dolor y mucha tristeza, por sentirse traicionado y abandonado… abandonado hasta por su mismo Padre y por sus amigos más cercanos.

Si esta peste pandémica ha sido fabricada por el hombre, ello sería la maldad más macabra que uno puede imaginar; pero aprovecharse de esta mal nacida, también es obra del mal. Pero, menos mal, he visto alguna que otra acción de solidaridad y fraternidad, en algunas personas, durante esta etapa de dolor, de miedo, de cansancio. El drama nos debe obligar a tomar en serio la vida y no a perdernos en cosas insignificantes (como muchos parlamentarios). La vida no sirve, si no sirve al necesitado.

Muchos nos hemos puesto a observar nuestros adentros; a mirar afuera, después, lo que sucede con el bien y con el mal. Por ejemplo, vemos que casi la mitad de la población está involucrada con el gasto superfluo, (Compra, Usa, Bota) mientras la otra parte sufre la necesidad de comer, vestirse y vivir bajo un techo. El Hombre tiene hoy la oportunidad de cambiar la historia humana. “Necesitamos construir una sociedad más tolerante, sin miedos, sin fantasmas”, como dice el presidente Sagasti.

El hombre, a veces, ha necesitado de importantes y extraordinarios sucesos para cambiar. San Agustín escuchó la voz de un niño que le decía: "Toma y lee; toma y lee…" El sabio abrió al azar su Biblia y se da con Pablo diciéndoles a los romanos: "Nada de comilonas ni borracheras; nada de lujurias y desenfrenos... revestíos más bien del Señor Jesucristo”. San Agustín cambió, se propuso llevar una vida de oración y meditación.

Yo, que estoy caminando con el pensamiento que se me revienta, digo, finalmente, ¿no tiene que ver en todo esto la Educación? Claro que sí; La Educación, como fin no como medio, como perfeccionarse del hombre permanentemente. Sin embargo, hemos constatado, por ejemplo, que la Universidad peruana ha tenido la especial ocurrencia de no continuar educando. Todo lo axiológico debía continuar impartiéndose transversalmente.

Me preocupa que la ciencia y su hijastra la tecnología han avanzado por el ascensor a niveles elevados, auspiciando esta mundialización de la vida del hombre, básicamente en aspectos económicos y comunicacionales. En cambio, otros conocimientos reflexivos, más críticos, con aspiraciones a llegar a la verdad total no han avanzado de la misma manera; si han subido, lo han hecho por la escalera; y en nuestro país, al parecer, en muchos aspectos, se ha estancado y hasta se puede decir que ha retrocedido. Por ejemplo en el conocimiento y práctica de los valores. En este escenario, hemos “descubierto” que la moral no cuenta para nada; habíamos llegado a un trastrocamiento de valores y creencias, como el endiosamiento del dinero.

La educación, no funcionó, como debiera. La educación se inicia con la gestación y nos acompaña durante toda la vida. Jean Jacques Rousseau (1712-1778) afirmaba que la educación tiene tres elementos: la educación de la naturaleza interna, la educación de los hombres y la educación de las cosas; aspectos que están también en la educación de las culturas ancestrales del Perú.

Hablando de educación, ahora tenemos a un maestro de escuela primaria de presidente. La huelga de maestros de hace dos años, con Pedro Castillo como líder, fue cuestionado por PPK, quien dijo que existe una "motivación política más que pedagógica"; la ministra de Educación, hay infiltraciones del Movadef; mientras que las bases regionales, concentradas en la Plaza San Martín, pedían básicamente aumento salarial. El gobierno ofreció dos mil soles. En agosto el Congreso aprueba interpelar a la ministra de Educación. En setiembre los dirigentes suspenden la huelga. En la Plaza Dos de Mayo Pedro Castillo confirma la suspensión temporal de la protesta. Ahora Castillo es presidente. La derecha lo colocó “sin querer queriendo” (al imponer su presencia en casi todos los medios televisivos para “bajarla” a Verónica). Se logró ese objetivo; pero al parecer también se les pasó la mano. ¡Con el pueblo no se juega!

Entro a mi dormitorio a seguir soñando.

Hasta mañana




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