viernes, 30 de marzo de 2012

POESÍAS LLAMELLINAS

LIMA, MES DE LA MUJER DEL 2012...

... “hasta que el trino del gorrión
                        nos despierte al rayar la aurora”.
                                   Miguel Adler Rivera

MUJER DEL ANDE

Waqanqo warmi, mujer retama
son a  tus manos de chancaca,
 que amasan el amor y la tierra,
 que mi solitario corazón busca.

A tus arawis que aún alborean,
a  tus ruecas  que giran,  y giran
el vellón más albo de la nube,
la hilacha de la paccha celeste.

A tu silencio macerado de siglos,
a tu encanto de manantiales,
a tu paciencia dócil de tiempos,
a tus manos llenas de corazones.

Mujer dulce, mujer de bronce,
cuida el ichu de  tus ovejitas,
el agua y el aire de las tsaquitas;
y a la Patsa Mama, ahora o nunca.

Waqanqo warmi, mujer andina
déjame a mí también cantarte;
al  baile del wayno,  quiero  verte
alegre como  mi tierra colorada.
                       
                      Walter  A. Vidal 
                    

MAMA KILLA
 
Cual luminaria en mi eclipsado camino
te hiciste confidente de mis apasionados amoríos,
quien diría que solemnizaste mis triunfos
si a ti te conocí como la deidad femenina de mis ancestros.

Tan atenta estás a mis emociones.
A veces redonda reluces plateada,
pero sin curiosa intromisión
calmas mi vehemente andanza.

En la lejanía te confié de mensajera
y te atreviste a ser de vocera entre mi madre y yo,
aunque solo contaste mis alegrías
sé que con mis penas te quedaste tú.

Iluminaste mi infantil inocencia
persiguiendo mis juegos de “kullu zuté”,
pintaste mil cuentos de sombras
mientras ataba “tipis” de mazorcas de maíz.

En aquellas noches buenas de danza
de tambor y “shajsha”
cómo resplandecían contigo
los pastorcillos, “rucus” y negritos.

Secaste mis mejillas consolando mis despedidas
mientras miraba lejana la casa en que nací.
Qué nostalgias me embargan
hoy cuando iluminas al viejo batán,
qué ternura me traes en las noches de “rompe”
cuando estallan la voz de una “palla” y el arpa bajo tu resplandor.

Lóbrego es mi camino cuando no brillas como en Llamellin,
oscuro sin aluzar al perdido amor.
No dejes que la niebla en mis ojos me deje invidente
quiero verte siempre plateada como aquella vez
que en el zaguán de mamá iluminaste su tez.

                                      Nélida Silva

Nélida Silva. Teatro Romeo y Julieta. Miraflores, 2010

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