miércoles, 26 de agosto de 2015

EL VOLUNTARIADO, UNA FUERZA MUNDIAL ASCENDENTE


El presidente Humala parece que está aprendiendo a entender algo de economía. Un poco tarde. Porque a él le hicieron creer (antes del entretenimiento mediático Nadine) que el PBI no crece. Que las inversiones están por los suelos. Y cosas por el estilo. La estrategia política de la oposición era eso. Tenerlo preocupado, fastidiarlo y -por qué no- ponerle a punto de renunciar por ineficiente o plantear su cese  como mandatario.  Y ese estribillo a  sabiendas que nuestro país mantenía las cifras  del crecimiento de la producción así como las de las inversiones mejor que muchos otros países. Hace algunos meses recién se atrevió a decir: "Gran parte del mérito de la reducción de la pobreza mayoritariamente son los programas sociales y no el crecimiento económico como algunos sostienen"  (La República, 12.6.2015). ¿Se habrá enterado que hay precisamente una teoría que fundamenta el denominado "Crecimiento Empobrecedor" (de Bhagwati)? que funciona principalmente en países que tienen recursos naturales en gran cantidad y de gran calidad comparativamente (en relación con otros países). Hay estudios que sostienen que este modelo de crecimiento empobrecedor se da en países como Chile,  Perú  a partir de 1990, después de la llamada "década perdida", cuando comienza a arreciar el modelo neo liberal a ultranza. Traemos a colación este problema económico, porque pensamos que el mundo global es el que más nos debe preocupar, como tantas veces nos está diciendo en papa Francisco. Volvemos a publicar el revelador artículo de Kliksberg,  coautor de "Primero la gente" (escrito con el premio nobel de Economía Amartya Sen, cuyas cifras de pobreza nos deben de conducir a la reflexión. wavita

Bernardo Kliksberg*

Algo muy importante no funciona bien en el planeta. A pesar de las continuas revoluciones tecnológicas, y de que el producto bruto mundial crece, ayer como todos los días, murieron 1200 niños por hora por causas ligadas a la pobreza. 7 millones mueren antes de cumplir un año, y 10 millones antes de los 5. El informe de Desarrollo Humano 2006 del PNUD refiere que 1300 millones de personas no cuentan con los 20 litros de agua potable diarios imprescindibles, y en cambio sólo tienen 5 litros contaminados. La falta de agua limpia, y sanitarios genera 2 millones de muertes anuales de niños, y 455 millones de días de clase perdidos.

Tampoco los datos cierran en América Latina. Tiene el 33% de las reservas mundiales de agua dulce del mundo, el 93% de los bosques tropicales, el 40% del cobre, y el Producto Bruto crece significativamente, sin embargo 4 de cada 10 son pobres, y la mortalidad infantil en las vastas áreas pobres es 30 veces las de Suecia o Noruega. Tras la pobreza, están las severas desigualdades, las mayores de un mundo muy desigual.

Hay quienes no aceptan conformarse con leer las noticias. Salen a la calle a ayudar a los demás a través de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC). ¿Por qué lo hacen?. Las encuestas dicen que principalmente por valores espirituales, y principios morales. La larga lista de los voluntarios la inicio Abraham, a quien la Biblia describe saliendo todos los días a la vera del camino para llevar a los caminantes sedientos a su hogar. La continuaron en nuestros tiempos, ejemplos iluminadores como Albert Schweitzer yendo a curar y compartir con aquellos de quienes todos se alejaban, los leprosos, o el de la Madre Teresa en el infierno de Calcuta, reclamando “No esperemos que los pobres vengan a nosotros, salgamos a su paso”.
El gesto solidario de los voluntarios ennoblece al género humano, pero suele estar rodeado de escepticismo: ¿Cambia la situación?, ¿realmente influyen?.
Los datos indican que se han ido constituyendo en una fuerza mundial. Según la Universidad John Hopkins el aporte total de las OSC las convierte en la séptima economía del mundo.

En los países nórdicos, Israel, Holanda, Canadá, y otros generan más del 5% del Producto Bruto. En Estados Unidos los aportes voluntarios significaron en el 2005, 250.000 millones de dólares. Las OSC son una fuerza crucial en la protección del medio ambiente, y están en primera línea mundial en la defensa de los derechos humanos y la democracia. Han sido claves en catástrofes, hambrunas, y en denunciar la insolidaridad. Millones de jóvenes movilizados por la solidaridad acudieron a los festivales simultáneos “el rock contra la pobreza”, organizados por Bono, y presionaron al G-7 a aumentar la asistencia a Africa y a condonar las deudas de los países más pobres. En la Argentina del 2001/2 Caritas protegió a 3 millones de personas en base a 150.000 voluntarios, y organizaciones ejemplares como la AMIA, la Red Social, y otras mostraron el camino. Hace pocos días 23.5 millones de personas salieron a la calle en 11.464 eventos en todo el mundo, a exigir la erradicación de la pobreza extrema y el hambre.

Pero no son sólo los números, es el mensaje. El PNUD resalta: “Una quinta parte de la humanidad vive en países donde a muchos no les preocupa gastar dos dólares al día en un café. Otra quinta parte sobrevive con menos de un dólar al día en países donde los niños mueren a diario por falta de un simple mosquitero”. Los voluntarios saben que para cambiar esto se requieren políticas públicas activas, y con rostro humano, un código ético para la globalización como pedía Juan Pablo II, y altas dosis de responsabilidad social empresarial, pero no aceptan sentarse a esperar. Expresan aquello que hace humano al ser humano, la capacidad de indignarse frente a las injusticias. Por ello denuncian y actúan. Esa indignación bendita debe ser apoyada por todos, y nos convoca a cada uno personalmente.
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* En Etica y Desarrollo del BID, dic. 2006.

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