martes, 9 de mayo de 2017

. MADRE


Por Walter  A. Vidal Tarazona


Lo que más quiero en lo que me queda aquí
es ir a ti,  tender en tus manos mi soledad, madre;
exprimir mi silencio y mis cuitas al borde de tu regazo,
recorrer los recodos de tu amoroso sacrificio desvivido por mí.

Regar con lágrimas tu silencio, disolver tu tristeza de nieve a besos.

Era yo quien se despedía en el patio empedrado en nuestra soledad,
era yo quien regresaba a hundirme en tus brazos que me esperaban.
Pero tú te fuiste, para siempre, sin retorno, yo aun no comprendo…

Por qué no estás aquí donde  mi vida se niega a seguir viviendo.

Donde los hombres su humanidad de a pocas van perdiendo,
 donde más haces falta, donde más te necesito conmigo,
acá en el lugar donde se mira al más allá, sin retornar,
madre.




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