miércoles, 14 de junio de 2017

Jorge Vicente, recordado amigo



Jorge Vicente Alan, vive en Cañete. A ninguna de nuestras reuniones de la promoción "Doctor Walter Peñaloza Ramella" - 1961-62, llevadas a cabo en Lima, se hizo presente. 
Al no poder soportar el vacío que sentíamos sus caros amigos de la Cantuta, un sábado nos fuimos a buscarlo.  Lo encontramos en su soledad de su amplia casa ubicada en una esquina de un hermoso parque, más verde que ese color del cemento con verdusco moho.  Fue para él un día de sorpresa, lleno de recuerdos y cariño de amigos sinceros. 
Antes de tocar el timbre de su casa, posamos para la cámara en una de las bancas del parque, como dando tregua a nuestro cansancio. 


Ángel Ayala, su señora esposa, Alcibiades Velásquez y Walter Vidal.

Cruzamos la calle y tocamos el timbre de la casa. Lo llenamos de abrazos. Rápido notamos el cambio físico pero no en espíritu y alma.  Pasamos a la sala. Nos propuso pasearnos por Lunahuaná y nos llevó a esta ciudad. y posamos en la pileta del parque ...




y también en la puerta de la iglesia. 

En la puerta de la iglesia de Lunahuaná. Ángel,  Alcibiades, Jorge y  Walter.


Un sábado brillante por el sol  sofocante lunahuanense y también por el cariño que se desbordó en los cuatro amigos.

Pletóricos de felicidad calurosa regresamos a su casa de Jorge en Cañete invitados por él a saborear un apetitoso almuerzo.  La sopa seca preparada por manos de dioses,  estaba para chuparse los dedos y no perder una sola gota... 
antes nuestro amigo Jorge, con sentimiento profundo y palabras regadas de emoción calurosa, nos agradeció por la visita



Una mesa de deliciosa con comida del lugar. Jorge con palabras emotivas agradece la visita. 

En este mundo, no hay cosa que no se acaba. El almuerzo llegó a su fin, ya entrada la hora cerca de las cuatro de la tarde.  Nuestra estadía en la casa de nuestro querido Jorge Vicente, ese sábado para el recuerdo, también llegó a su fin.  Nos recordó que se hallaba lejos de sus seres queridos, pues los suyos estaban por Estados Unidos. Nos pidió, con acento rogatorio,  que regresemos a verlo... que él siempre nos tiene en su recuerdo.


A los últimos rayos del quemante sol, nos llevó al paradero de las lineas a Lima.  Y paciente esperó hasta que el ómnibus  se mueva. 

Al fin, al partir el ómnibus, no sé si mi máquina fotográfica no quiso dibujar los ojos de Jorge, queriendo bañarse con un rosario de lágrimas o simplemente mi dedo tembloroso no llegó a golpear decididamente... 


... hasta nueva oportunidad, querido e inseparable amigo chaymanta Prof. Jorge Vicente Alan. Regresaremos si Dios quiere.


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