martes, 15 de diciembre de 2020

HAGAMOS DE NUESTRO AISLAMIENTO UN REFUGIO ESPIRITUAL

 

 Walter A. Vidal

Esta pandemia comprueba que la ética y la moral se fueron de nuestras vidas, o las escondieron para sacar provecho de nuestra ceguera e indiferencia. La “educación” informal, la de la calle, ganó a la educación formal, que estaba siendo ya bastante precaria.

Se educa de manera formal en las escuelas y universidades y de manera informal, no sistémica, en la calle, por ejemplo, cuando leemos los titulares de los diarios, cuando vemos en la televisión mucha cosas inservibles y mal sanas, en sus novelas, en sus informes, etc. Leyendo los medios y viendo la Tv estamos metiendo en nuestras cabezas modelos de vida y conductas que son contrarios a los propósitos de la educación. Claro está: siempre y cuando no estemos educados para captar, en forma crítica y reflexiva, los mensajes que nos ponen a nuestras vistas.

Al respecto quisiera compartir lo que últimamente ha dicho el Papa Francisco: “En general allí [Argentina] no se sabe lo que digo habitualmente, se sabe lo que dicen que digo, y esto gracias a los medios los cuales, bien sabemos, que responden a intereses parciales, particulares o partidistas […] los católicos, desde el Episcopado hasta los fieles de una parroquia, tienen derecho a conocer lo que realmente dice el Papa… y no lo que le hacen decir los medios” (tomado de las redes sociales de comunicación).

La universidad debe continuar con la educación en el más alto nivel brindando conocimientos que nuestro planeta necesita para su pleno desarrollo ecológico. Cuando la Universidad fue creada, sus ideales eran ciencia y tecnología, hoy la Universidad ya produce ciencia y tecnología, y lo transmite también con autonomía. Pero ha perdido mucho de su humanismo.

La masificación, por incremento de la demanda, cambiaron los objetivos pedagógicos; hoy la Universidad es el principal proveedor de capital humano para la industria. En nuestro país, en general, la universidad es todavía informativa, poco sensible al acontecer social, en general, no es un factor de cambio, no produce conocimientos todavía en cantidad ni en calidad adecuadas, su pedagogía aún no es una actividad reflexiva que le permita, más allá de sólo adiestrar o instruir, brindar a los alumnos una formación integral (Peñaloza, 1998). El afán de profesionalización responde al interés por lograr "trabajadores especializados" que accedan a puestos de trabajo de buen nivel; por eso se prioriza el desarrollo de conocimientos técnicos y profesionales, olvidándose de su rol principal que es continuar con la educación formal, cultivando la filosofía, el arte, la cultura y la política como aspectos centrales en dicha formación integral humana.  

En este contexto político, que agudiza la miserable peste, no sé si fabricado en laboratorio, el remozado congreso quiere traerse abajo a la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria SUNEDU. Este congreso está plagado de gente mal formada que no le interesa la calidad de la educación universitaria, sino de aprovechar su cargo para seguir lucrando con la educación superior (hay honrosas excepciones como en todo).

“Una Universidad que se ha de crear tendrá que demostrar que es buena. Y no con sus currículos [porque el papel aguanta todo] sino con la calidad de sus investigaciones, de sus publicaciones, de sus tesis”. Javier Sota Nadal. He querido terminar con esta cita de un ex rector de la UNI, que SUNEDU, muy bien, parece haber tomado en cuenta para licenciar universidades. Pues somos aún uno de los pocos países que tienen el lujo de contar con muchas universidades, en general, casi precarizadas.

 

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