COSAS DE CONQUISTADORES
Carlos
J. Toledo Quiñones
Los españoles desde sus inicios hicieron
de la palabra instrumento para la prédica de mentiras, trajeron los evangelios
como discurso oral, enarbolaron la cruz como símbolo para justificar la
conquista.
Doblegar al sorprendido pueblo, confundido
en su visión del mundo, fue su meta, no para hacerlo cristiano, sino para
someterlo, explotarlo y alcanzar ganancias que proporcionaran riqueza y poder.
Crearon instituciones a la usanza europea para legalizar la usurpación de
tierra y riqueza minera, de explotar el trabajo de los conquistados, andar a la
caza de riqueza de oro y plata.
La moral fue discurso de doble moral.
El mestizaje no fue fruto del amor. La
entrega carnal fue producto de la violación, de incursión a los Acllahuasi que
fueron saqueados y violentados. Primó el interés y la codicia de los
extranjeros que se sentían protegidos con el armamento que les dieron poder y
supremacía.
Los matrimonios fueron de acomodo; la convivencia
terminaba en abandono, brindando suerte de desposeídos a mujeres e hijos. Las leyes
funcionaban solo para españoles. Las relaciones carnales fueron las que
permitieron la fuerza y la prepotencia. Stirling, Stuart (2006), cuyo resumen
ofrece Héctor Béjar (2019) señala las vejaciones a las mujeres del territorio
recién conquistado, como de Curixamay,
sobrina de Quispe Sisa (Inés Huaylas), violada por Felipillo, tuvo dos hijos
con Pizarro, abandonada por el conquistador fue capturada por su rival Almagro
que la violó y vejó; Marca Chimbo,
hija de Huayna Cápac, violada por Diego de Almagro, a la muerte de este fue
dada en matrimonio a Francisco Villacastín,
Coya Tocto, violada por
Hernando de Soto, entre otras mujeres de la nobleza incaica encierran historias
de violación.
A modo de ejemplificar transcribimos
EL CASO DE QUISPE SISA
“Quispe Sisa, media hermana de
Atahualpa, quien fue entregada a Francisco Pizarro a los 12 años.
Le
pusieron Doña Inés. Luego de tener dos hijos con Pizarro, a los que llamaron
doña Francisca y don Gonzalo, Quispe Sisa fue dada en matrimonio a Francisco de
Ampuero, sirviente de Pizarro, quien después fue encomendero y concejal del
Cusco. Ampuero maltrataba a Inés. Inés buscó a la bruja indígena Yanque para
que le haga la brujería a Ampuero de manera que no la siguiera maltratando.
Yanque
y Simón, esclavo negro de la princesa, fueron descubiertos. Los apresaron y
torturaron. Hubo un largo juicio. El 1 de febrero de 1547, la bruja Yanque y el
esclavo Simón fueron quemados en la Plaza de Armas del Cusco en presencia de
Inés. Maltratada sin remedio, sin consuelo para su desesperación, fue obligada
a contemplar cómo se retorcían sus amigos entre las llamas e iban siendo
asfixiados por el humo.
Ocho
años más tarde de la quema de Yenque, doña Inés testificó a favor de dos de sus
hermanos de raza, hijos de Atahualpa, don Diego y don Francisco, pidiendo una
pensión de la Corona para ellos y una encomienda de indios, porque el
conquistador Diego de Trujillo los tenía al hambre y vivían de la caridad de
los dominicos. Se les dio una pensión de seiscientos pesos de plata. Garcilaso
de la Vega fue compañero de escuela de don Francisco, uno de los hijos de Atahualpa.
Tuvo que permanecer casada con el abusivo
Ampuero hasta su muerte en mayo de 1575. Fue una mártir. Fue sepultada en la
iglesia del convento de La Merced en Lima.”
Breve historia para conocer y meditar.
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Béjar, H. (2019). Historia del Perú para descontentos. Vieja Crónica
y mal Gobierno. La otra historia, la que nos
ocultan. Lima: Achebe ediciones.
Stirling, S. (2006). El trágico destino de
las princesas incas. Buenos Aires: Ateneo.
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