Del: CONCURSO DE CUENTOS Y RELATOS ORGANIZADO POR EL EQUIPO
DE REDACCIÓN DEL LIBRO DE ORO DE LA PROVINCIA DE ANTONIO RAIMONDI CON
COLABORACIÓN DE LOS PROFESORES DE LOS CENTROS EDUCATIVOS.
AUTORA:
MELINDA HUAYANAY GAMARRA
I.E: “JULIO C. TELLO” – CHINGAS
CICLO: VII
LA NIÑA DEL DUENDE
Una niña era muy solitaria, los
únicos amigos que tenía eran sus ovejas. Ella quería tener amigos y poder jugar
con ellos y al parecer alguien escuchó sus deseos. Pero esta amistad no le
traería nada bueno y cambiaría su vida trágicamente.
La niña solitaria iba a pastear sus
ovejitas al campo. Un día fue más lejos de lo que siempre solía, llegó a una
montaña muy hermosa llena de rocas gigantes y se sentó viendo cómo pastaba sus
ovejas; de pronto, apareció en la
montaña un niño pequeño de cabellos rubios. La pastorcita viendo al niño se
asustó porque ese lugar era desolado y muy raro que el niño esté solo por ahí.
Pero después se hicieron amigos, todos los días iban a pastear sus ovejas y
jugaban mucho con su nuevo amigo.
Extrañamente las ovejas comían tranquilas en el mismo lugar sin moverse; ella le llevaba comida al niño que ella misma la
preparaba y pasado un tiempo el niño de cabellos rubios trajo más amigos
iguales que él. Se hicieron amigos de la pastorcita, todos jugaban con la niña
y siempre contentos.
Una tarde, con su amigo de cabellos
rubios fueron a comprar galletas y dulces a una tienda del pueblo. El niño le
dio el dinero para que pagara, pero extrañamente cuando se fueron de la tienda,
el dinero se desapareció de las manos del dueño de la tienda. Él se asustó y
luego pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada. Al día siguiente,
la niña regresó a comprar galletas y dulces; nuevamente ocurrió lo mismo que el
día anterior. Esta vez el dueño de la tienda quedó aterrado, no entendía lo que
sucedía y le contó a una vecina, ella quedó aterrorizada por lo que le contaba.
Le preguntó si la niña iba sola o
acompañada. El hombre dijo que iba sola. La señora dijo que la niña estaba
encantada por un duende y que es peligrosa. Fueron a avisar a la mamá de la
niña para que la salvara y la única solución era que los duendes coman ajo
molido con sal.
A la mañana siguiente la niña se encontraba preparando una
mazamorra, lo mezcló bien; la niña sin probar se lo llevó y cuando llegó le dio la mazamorra al duende,
pero éste era tan astuto y primero los hizo probar a sus amigos. A penas ellos probaron se convirtieron en piedra.
El amigo de la niña salió corriendo y
ella desconsoladamente se quedó llorando, mirando a la montaña, pidiendo que
volviera.
Ya de noche, todo el pueblo preocupado fueron [sic] a buscar a la
niña y la encontraron sentada en una piedra de la montaña con las estatuas de
piedras de los duendes. Los pobladores destruyeron esas estatuas; buscaron al
otro duende, pero no lo hallaron. Llevaron a la niña a su casa y ya en su casa
la niña culpaba a su madre y decía por qué había hecho porque ellos eran amigos
y eran los únicos niños con quienes jugaba. Comprendía que nunca volvería a ver
a sus amigos y la madre le dijo: Hija ellos no son tus amigos, son duendes. A
la niña no le interesó lo que decía su madre.
Al atardecer fue a buscar a su amigo
de cabellos rubios, cuando su mamá la encontró la niña había enloquecido
completamente hablando con las rocas y
árboles en el bosque.
Al cabo de tres días la niña
falleció, los vecinos le decían a la mamá de la niña que no esté triste porque
su hija estaba encantada y que de todas maneras se iba a morir.
FIN
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